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Por Ana M.
Pasó el tiempo. Mi hermana entró a la adolescencia; pero yo, cinco años menor que ella, seguía jugando con Rockers. Seguía poniéndole los mejores vestidos y reservándole los mejores ‘novios’, a pesar de que su cara ya se había hecho grasosa, de que se le habían borrado los labios y de que el maquillaje de los ojos se le estaba empezando a quitar. Para ese entonces, un pie se le estaba rompiendo y mi papá se preparaba para hacerle una segunda cirugía de cuello. Esta vez, Rockers terminó con un collar de alambre grueso estilo afro que mantuvo su cabeza rígida. Su pie finalmente se rompió y mi hermano lo pegó con Resistol blanco. El trabajo fue asegurado con una venda de diurex, que más o menos aguantó los baños de la barbie, je, je, je, je.
Fue como hasta los 11 ó 12 años cuando, por primera vez, dejé de ver ‘bonita’ a mi muñeca. “¿Por qué la habrán maquillado tan feo? La sombra de los ojos le llega hasta las cejas... Y morada, para acabarla. Su cara ya está bien grasosa. Yo no sé por qué siempre le reservábamos lo mejor...”
Así fue como ‘jubilé’ a Rockers. Se fue directo al cesto de juguetes viejos. Recuerdo que tuve una nueva barbie, Tracey, pero ya no jugué mucho con ella; estaba entrando a la adolescencia y sólo quería una sustituta para Rockers. Lo más gracioso es que Tracey no tenía nada en común con ella, empezando por que una era rubia y la otra, morena.
No volví a acordarme de Rockers hasta que tenía 15 años y Mattel lanzó una campaña para impulsar la donación de muñecas barbie. La idea era que tú donaras una barbie que ya no quisieras o con la que ya no jugaras. No importaba que estuviera vieja o rota; ellos la repararían y se la regalarían a una niña de escasos recursos.
Hasta la fecha todavía no puedo explicar por qué me decidí por Rockers. Cuando ingresó al cesto de juguetes viejos, tenía cierta prisa por deshacerme de ella. Pero esto era diferente. De mis cuatro barbies, Rockers era la que más necesitaba una reparación. Y creo que me emocionó la idea de que “la volvieran a la vida”. ¡Imagínense! Le restaurarían su maquillaje, tendría un pie y un cuello nuevos... Quizá hasta le pondrían su vestimenta original. Volvería a ser Rockers, la que saqué de una caja negra esa noche. Era lo justo para una muñeca que me había hecho tan feliz y a la que había dado un trato tan rudo. Ya no la vería, pero estaría contenta de saber que volverían a jugar con ella, y que sería lo máximo para otra niña, como lo fue para mí. Por otra parte, se me hacía mala onda donar una barbie a la que no quisiera. Sería como donar lo que te sobra. Se trataba de hacer un verdadero sacrificio, ¿y qué mejor sacrificio que donar a tu muñeca más querida?
Preparé a Rockers para el gran día. La bañé, le hice trencitas para que se le enchinara el cabello y le puse lo que me quedaba de su vestuario original: el saco rosa fluorescente con puntitos plateados y una blusa del mismo color que estaba incluida en sus accesorios. No pude hallar el mallón rosa, pero encontré un pantalón negro que combinaba bastante bien. Cuando terminé de arreglarla, me pareció que se veía muy bonita y sentí tristeza. Mi madre me dijo que nadie me obligaba a donarla, pero yo ya estaba decidida.
“Hola. ¿Aquí puedo donar mi barbie?” “Sí, claro.” Saqué a Rockers de una bolsa de plástico y se la entregué a la empleada del autoservicio. “¿Es original?”, preguntó otra que estaba cerca. “Sí, sí es original”, respondió. ¡Por supuesto que era original! ¿Qué acaso alguien había tenido el descaro de donar una barbie pirata? Ya ni la arman. La empleada sacó unas hojas. “¿Cómo te llamas?” “Ana María Muñoz.” “Bueno, Ana María, esta muñeca será reparada y cuando esté restaurada llevará tu nombre; así, la niña que la reciba sabrá que tú se la regalaste.” ¿Qué? No, no... La muñeca se llama Rockers. No puede ponerle mi nombre, a mí no me gusta mi nombre... Usted no sabe, la muñeca tiene que llamarse Rockers porque es una Barbie Rockers. Véale la blusa, el saco... No me importa que la niña no sepa cómo me llamo; déjele a la muñeca el nombre de Rockers, es todo lo que le pido.
No me atreví a decirle a la empleada que estaba en desacuerdo con que la muñeca se llamara como yo. Después de todo, ‘Rockers’ ni siquiera era un nombre adecuado para una muñeca. Quizá la niña se lo hubiera cambiado. Quizá nunca hubiera sabido pronunciarlo. Recuerdo que siempre andaba batallando con mis amigas de la primaria... “¿Cómo se llama?” “Rockers.” “¿Cómo?” “Rockers.” “Es ‘Rocker’ ¿no?” “No, ‘Rockers’.” “Bueno, Ana que maneje a su muñeca Rockets.” “Es ‘Rockers’.” “Por eso, ‘Rockets’.”
“¿Te das cuenta de que ya no hacen juguetes como los que nosotras teníamos?”, me comentaba Hanzel, hace unos días. “Sí, es verdad. Ahora, todos tienen que ‘hacer algo’.” “Exacto. Antes, dejaban más que tú imaginaras, no que ahora... Oye, Ana, ¿y tú recuerdas, así, un juguete que te haya gustado mucho?” “Bueno, hubo varios... Tenía una barbie... Me la trajeron cuando tenía cinco o seis años. Me acuerdo que le puse ‘Rockers’ porque eran ‘Barbie y los Rockers’...” “¿Era la que venía con un cassette?” “Sí, exacto...” “¡Yo también la tenía! Me acuerdo de su canción: ‘We’re Barbie...” “...and the Rockers.’ Ja, ja, ja, ja. Sí, sí... ésa era...” “Órale, qué chido. Yo ya ni me acuerdo dónde quedó el cassette.” “Yo todavía lo tengo.” “¿En serio? Deberíamos buscar en YouTube ‘Barbie y los Rockers’.” “Oye, qué buena idea...”
A la mañana siguiente, en el trabajo, luego de terminar mis primeras labores, me metí a YouTube y tecleé ‘Barbie Rockers.’ Tenía curiosidad por saber qué aparecería. ¡Cuál no sería mi emoción al encontrarme con el comercial original de la barbie! Sentí mucha nostalgia. Ahí estaba mi muñeca, junto con Diva, Dana, Derek y Dee Dee. De fondo estaba la canción que Hanzel y yo cantamos y que venía en el cassette. Además, encontré la canción completa y caricaturas. Estaba tan emocionada, que busqué textos e imágenes. Me sorprendió lo que encontré.
A mediados de los 80's, una serie de dibujos animados capta la atención de la mayoría de las niñas: Jem and The Holograms. Esta serie vendría acompañada de una línea de productos, entre ellos una línea de dolls. Barbie, la muñeca más famosa del mundo, se ve afectada por la competencia y los ejecutivos deciden dar la pelea lanzando una línea temática musical. Barbie and The Rockers salen al mercado. Barbie, acompañada de Diva, Dee Dee, Dana, Derek y más tarde Ken, componían una banda de rock con un look muy de la década. Órale... ahora comprendo el porqué de la sombra morada hasta la ceja.
Esta línea comprendía también outfits, un cassette con música de la supuesta banda, accesorios como el escenario y posteriormente dos películas. Después del primer lanzamiento, vendrían las muñecas que podían hacer ciertos movimientos, como si estuvieran bailando. Changos... De eso nunca me enteré. Con razón encontré fotos de muñecas que no eran iguales a la mía. Decían ‘Dancing action’.
La última edición sería The Sensations, motivada por la película, en donde Barbie and The Rockers viajan en el tiempo a los años 60's y forman allí una nueva banda, pero con el look de esta otra época. Barbie and The Rockers, a pesar de la gran competencia con Jem and The Holograms, logró posicionarse en el mercado y mantenerse como icono para los coleccionistas Barbie.
En el 2009, con motivo de los 50 años de Barbie, una reproducción de Barbie Rockers saldrá a la venta en la línea Barbie Collectors. La muñeca vendrá acompañada de un outfit extra que también es la reproducción de uno original...
Estaba asombrada. La Barbie Rockers, en realidad, no había pasado tan inadvertida. Cuando leí el último párrafo, me brillaron los ojos. ¡Imagínense! Poder adquirir una copia exacta de la Barbie Rockers original, de los años 80. Poder volver a comprar MI Barbie Rockers. Esta vez podría conservarla intacta, con su maquillaje ochentero, con toda su ropa y sus accesorios... con su cuello y su pie. Pero, afrontémoslo, es un sueño guajiro. La muñeca sólo debe estar a la venta en Estados Unidos y debe costar una fortuna. Además, me da flojera y cierta desconfianza meterme a MercadoLibre para checar si la tienen y si me la venden... pero les aseguro que si la veo en alguna tienda y puedo pagarla, la compro.
De haber sabido que era tan importante, quizá no hubiera donado a mi Rockers; pero no me arrepiento de haber hecho una buena obra. Le puse sus prendas originales con la esperanza de que alguien la reconociera y la restaurara como lo que era: una Barbie Rockers. Sin embargo, ahora que sé que sólo sacaron una copia para los coleccionistas, creo que a mi pobre muñeca le fue bien si le arreglaron el pie y el cuello y le pusieron un vestido original de Barbie.
Sólo espero que la hayan restaurado y que ahora esté haciendo feliz a una niña. Eso era lo que quería para ella. Me daría mucho coraje que, después de haber vivido toda una historia a mi lado, haya terminado en la basura...
A Rockers, que ahora debe llamarse Ana María y quién sabe en dónde se encuentre...
Lo recuerdo bien. Tendría unos cinco o seis años. Los reyes magos me habían traído una pequeña muñeca gateadora y yo estaba jugando con ella, cerca de las escaleras. No llevaba mucho tiempo haciéndolo cuando mi mamá se acercó y notó que no gateaba. “A ver...” Me la quitó de las manos -antes de que le diera en la torre por usarla ‘manualmente’- y la examinó. Horas después habló con mi papá y esa misma tarde los dos salieron de la casa con mi muñeca. “¿A dónde van?” “Vamos con el doctor de los juguetes”, dijo mi papá.
Regresaron hasta la noche. Yo esperaba que trajeran a mi gateadora, pero en vez de eso traían una carreola grande de color rosa y una barbie. No hice más preguntas: la verdad es que me había ido bastante bien con el cambio, je, je, je, je. Lo siguiente que recuerdo es a mí abriendo la caja de la barbie con toda la familia alrededor. Se trataba ni más ni menos que de la Barbie Rockers, una cantante exitosa que tenía su propia banda. Su ropa era rosa fluorescente y venía con un cassette con canciones del grupo. Era la onda. Su cabello era rubio y abundante y tenía unos aretes plateados enormes en forma de triángulo. Sé que hasta mi hermana me envidió, porque ella sólo tenía una Tracy vestida de novia a la que años más tarde le rompí las piernas, ja, ja, ja, ja.
Barbie era Barbie y los Rockers, en realidad, era el nombre de la banda. Sin embargo, como yo todo lo que veía en la caja de la muñeca era ‘Rockers’, terminé por bautizar a la barbie como Rockers (nunca me gustó llamarlas ‘Barbie’). El nombre fue aceptado por mi hermana y, desde entonces, Rockers se convirtió en nuestra muñeca consentida. Me pusieron el cassette una o dos veces y yo nada más veía la parte de atrás de la caja de la barbie, que traía a todos los integrantes de la banda. Observaba el saco de colores de Derek y la ropa amarilla de Dee Dee y soñaba con el día en que pudiera tenerlos a todos.
Pero recordemos que yo era muy pequeña. Más tardé en sacar a la muñeca de la caja que en perder todos sus accesorios, quitarle la gracia a su peinado y romperle el cuello. Creo que lo primero que perdí fue el micrófono. Era blanco y pequeño, ¿qué esperaban? Su top plateado fue arrastrado por la implacable escoba de mi madre y los zapatitos blancos mi hermano los guardó ‘para que no se perdieran.’ Años después no pudo darme razón de ellos y luego de una intensa búsqueda sólo hallé uno en su nave de Star Wars.
Mi padre se encargó de reparar el cuello de Rockers (malditas barbies, siempre su punto débil fue el cuello). Con un alambrito y un poco de aserrín logró volver a unirlo con su cabeza; aunque, por supuesto, no se veía muy estético que digamos. A eso hay que añadir que la pobre, después de haber tenido una abundante melena rizada, ahora sólo tenía un poco de cabello lacio. Con todo, Rockers era Rockers y para mi hermana y para mí seguía siendo lo máximo.
Lo recuerdo bien. Tendría unos cinco o seis años. Los reyes magos me habían traído una pequeña muñeca gateadora y yo estaba jugando con ella, cerca de las escaleras. No llevaba mucho tiempo haciéndolo cuando mi mamá se acercó y notó que no gateaba. “A ver...” Me la quitó de las manos -antes de que le diera en la torre por usarla ‘manualmente’- y la examinó. Horas después habló con mi papá y esa misma tarde los dos salieron de la casa con mi muñeca. “¿A dónde van?” “Vamos con el doctor de los juguetes”, dijo mi papá.
Regresaron hasta la noche. Yo esperaba que trajeran a mi gateadora, pero en vez de eso traían una carreola grande de color rosa y una barbie. No hice más preguntas: la verdad es que me había ido bastante bien con el cambio, je, je, je, je. Lo siguiente que recuerdo es a mí abriendo la caja de la barbie con toda la familia alrededor. Se trataba ni más ni menos que de la Barbie Rockers, una cantante exitosa que tenía su propia banda. Su ropa era rosa fluorescente y venía con un cassette con canciones del grupo. Era la onda. Su cabello era rubio y abundante y tenía unos aretes plateados enormes en forma de triángulo. Sé que hasta mi hermana me envidió, porque ella sólo tenía una Tracy vestida de novia a la que años más tarde le rompí las piernas, ja, ja, ja, ja.
Barbie era Barbie y los Rockers, en realidad, era el nombre de la banda. Sin embargo, como yo todo lo que veía en la caja de la muñeca era ‘Rockers’, terminé por bautizar a la barbie como Rockers (nunca me gustó llamarlas ‘Barbie’). El nombre fue aceptado por mi hermana y, desde entonces, Rockers se convirtió en nuestra muñeca consentida. Me pusieron el cassette una o dos veces y yo nada más veía la parte de atrás de la caja de la barbie, que traía a todos los integrantes de la banda. Observaba el saco de colores de Derek y la ropa amarilla de Dee Dee y soñaba con el día en que pudiera tenerlos a todos.
Pero recordemos que yo era muy pequeña. Más tardé en sacar a la muñeca de la caja que en perder todos sus accesorios, quitarle la gracia a su peinado y romperle el cuello. Creo que lo primero que perdí fue el micrófono. Era blanco y pequeño, ¿qué esperaban? Su top plateado fue arrastrado por la implacable escoba de mi madre y los zapatitos blancos mi hermano los guardó ‘para que no se perdieran.’ Años después no pudo darme razón de ellos y luego de una intensa búsqueda sólo hallé uno en su nave de Star Wars.
Mi padre se encargó de reparar el cuello de Rockers (malditas barbies, siempre su punto débil fue el cuello). Con un alambrito y un poco de aserrín logró volver a unirlo con su cabeza; aunque, por supuesto, no se veía muy estético que digamos. A eso hay que añadir que la pobre, después de haber tenido una abundante melena rizada, ahora sólo tenía un poco de cabello lacio. Con todo, Rockers era Rockers y para mi hermana y para mí seguía siendo lo máximo.
Pasó el tiempo. Mi hermana entró a la adolescencia; pero yo, cinco años menor que ella, seguía jugando con Rockers. Seguía poniéndole los mejores vestidos y reservándole los mejores ‘novios’, a pesar de que su cara ya se había hecho grasosa, de que se le habían borrado los labios y de que el maquillaje de los ojos se le estaba empezando a quitar. Para ese entonces, un pie se le estaba rompiendo y mi papá se preparaba para hacerle una segunda cirugía de cuello. Esta vez, Rockers terminó con un collar de alambre grueso estilo afro que mantuvo su cabeza rígida. Su pie finalmente se rompió y mi hermano lo pegó con Resistol blanco. El trabajo fue asegurado con una venda de diurex, que más o menos aguantó los baños de la barbie, je, je, je, je.
Fue como hasta los 11 ó 12 años cuando, por primera vez, dejé de ver ‘bonita’ a mi muñeca. “¿Por qué la habrán maquillado tan feo? La sombra de los ojos le llega hasta las cejas... Y morada, para acabarla. Su cara ya está bien grasosa. Yo no sé por qué siempre le reservábamos lo mejor...”
Así fue como ‘jubilé’ a Rockers. Se fue directo al cesto de juguetes viejos. Recuerdo que tuve una nueva barbie, Tracey, pero ya no jugué mucho con ella; estaba entrando a la adolescencia y sólo quería una sustituta para Rockers. Lo más gracioso es que Tracey no tenía nada en común con ella, empezando por que una era rubia y la otra, morena.
No volví a acordarme de Rockers hasta que tenía 15 años y Mattel lanzó una campaña para impulsar la donación de muñecas barbie. La idea era que tú donaras una barbie que ya no quisieras o con la que ya no jugaras. No importaba que estuviera vieja o rota; ellos la repararían y se la regalarían a una niña de escasos recursos.
Hasta la fecha todavía no puedo explicar por qué me decidí por Rockers. Cuando ingresó al cesto de juguetes viejos, tenía cierta prisa por deshacerme de ella. Pero esto era diferente. De mis cuatro barbies, Rockers era la que más necesitaba una reparación. Y creo que me emocionó la idea de que “la volvieran a la vida”. ¡Imagínense! Le restaurarían su maquillaje, tendría un pie y un cuello nuevos... Quizá hasta le pondrían su vestimenta original. Volvería a ser Rockers, la que saqué de una caja negra esa noche. Era lo justo para una muñeca que me había hecho tan feliz y a la que había dado un trato tan rudo. Ya no la vería, pero estaría contenta de saber que volverían a jugar con ella, y que sería lo máximo para otra niña, como lo fue para mí. Por otra parte, se me hacía mala onda donar una barbie a la que no quisiera. Sería como donar lo que te sobra. Se trataba de hacer un verdadero sacrificio, ¿y qué mejor sacrificio que donar a tu muñeca más querida?
Preparé a Rockers para el gran día. La bañé, le hice trencitas para que se le enchinara el cabello y le puse lo que me quedaba de su vestuario original: el saco rosa fluorescente con puntitos plateados y una blusa del mismo color que estaba incluida en sus accesorios. No pude hallar el mallón rosa, pero encontré un pantalón negro que combinaba bastante bien. Cuando terminé de arreglarla, me pareció que se veía muy bonita y sentí tristeza. Mi madre me dijo que nadie me obligaba a donarla, pero yo ya estaba decidida.
“Hola. ¿Aquí puedo donar mi barbie?” “Sí, claro.” Saqué a Rockers de una bolsa de plástico y se la entregué a la empleada del autoservicio. “¿Es original?”, preguntó otra que estaba cerca. “Sí, sí es original”, respondió. ¡Por supuesto que era original! ¿Qué acaso alguien había tenido el descaro de donar una barbie pirata? Ya ni la arman. La empleada sacó unas hojas. “¿Cómo te llamas?” “Ana María Muñoz.” “Bueno, Ana María, esta muñeca será reparada y cuando esté restaurada llevará tu nombre; así, la niña que la reciba sabrá que tú se la regalaste.” ¿Qué? No, no... La muñeca se llama Rockers. No puede ponerle mi nombre, a mí no me gusta mi nombre... Usted no sabe, la muñeca tiene que llamarse Rockers porque es una Barbie Rockers. Véale la blusa, el saco... No me importa que la niña no sepa cómo me llamo; déjele a la muñeca el nombre de Rockers, es todo lo que le pido.
No me atreví a decirle a la empleada que estaba en desacuerdo con que la muñeca se llamara como yo. Después de todo, ‘Rockers’ ni siquiera era un nombre adecuado para una muñeca. Quizá la niña se lo hubiera cambiado. Quizá nunca hubiera sabido pronunciarlo. Recuerdo que siempre andaba batallando con mis amigas de la primaria... “¿Cómo se llama?” “Rockers.” “¿Cómo?” “Rockers.” “Es ‘Rocker’ ¿no?” “No, ‘Rockers’.” “Bueno, Ana que maneje a su muñeca Rockets.” “Es ‘Rockers’.” “Por eso, ‘Rockets’.”
“¿Te das cuenta de que ya no hacen juguetes como los que nosotras teníamos?”, me comentaba Hanzel, hace unos días. “Sí, es verdad. Ahora, todos tienen que ‘hacer algo’.” “Exacto. Antes, dejaban más que tú imaginaras, no que ahora... Oye, Ana, ¿y tú recuerdas, así, un juguete que te haya gustado mucho?” “Bueno, hubo varios... Tenía una barbie... Me la trajeron cuando tenía cinco o seis años. Me acuerdo que le puse ‘Rockers’ porque eran ‘Barbie y los Rockers’...” “¿Era la que venía con un cassette?” “Sí, exacto...” “¡Yo también la tenía! Me acuerdo de su canción: ‘We’re Barbie...” “...and the Rockers.’ Ja, ja, ja, ja. Sí, sí... ésa era...” “Órale, qué chido. Yo ya ni me acuerdo dónde quedó el cassette.” “Yo todavía lo tengo.” “¿En serio? Deberíamos buscar en YouTube ‘Barbie y los Rockers’.” “Oye, qué buena idea...”
A la mañana siguiente, en el trabajo, luego de terminar mis primeras labores, me metí a YouTube y tecleé ‘Barbie Rockers.’ Tenía curiosidad por saber qué aparecería. ¡Cuál no sería mi emoción al encontrarme con el comercial original de la barbie! Sentí mucha nostalgia. Ahí estaba mi muñeca, junto con Diva, Dana, Derek y Dee Dee. De fondo estaba la canción que Hanzel y yo cantamos y que venía en el cassette. Además, encontré la canción completa y caricaturas. Estaba tan emocionada, que busqué textos e imágenes. Me sorprendió lo que encontré.
A mediados de los 80's, una serie de dibujos animados capta la atención de la mayoría de las niñas: Jem and The Holograms. Esta serie vendría acompañada de una línea de productos, entre ellos una línea de dolls. Barbie, la muñeca más famosa del mundo, se ve afectada por la competencia y los ejecutivos deciden dar la pelea lanzando una línea temática musical. Barbie and The Rockers salen al mercado. Barbie, acompañada de Diva, Dee Dee, Dana, Derek y más tarde Ken, componían una banda de rock con un look muy de la década. Órale... ahora comprendo el porqué de la sombra morada hasta la ceja.
Esta línea comprendía también outfits, un cassette con música de la supuesta banda, accesorios como el escenario y posteriormente dos películas. Después del primer lanzamiento, vendrían las muñecas que podían hacer ciertos movimientos, como si estuvieran bailando. Changos... De eso nunca me enteré. Con razón encontré fotos de muñecas que no eran iguales a la mía. Decían ‘Dancing action’.
La última edición sería The Sensations, motivada por la película, en donde Barbie and The Rockers viajan en el tiempo a los años 60's y forman allí una nueva banda, pero con el look de esta otra época. Barbie and The Rockers, a pesar de la gran competencia con Jem and The Holograms, logró posicionarse en el mercado y mantenerse como icono para los coleccionistas Barbie.
En el 2009, con motivo de los 50 años de Barbie, una reproducción de Barbie Rockers saldrá a la venta en la línea Barbie Collectors. La muñeca vendrá acompañada de un outfit extra que también es la reproducción de uno original...
Estaba asombrada. La Barbie Rockers, en realidad, no había pasado tan inadvertida. Cuando leí el último párrafo, me brillaron los ojos. ¡Imagínense! Poder adquirir una copia exacta de la Barbie Rockers original, de los años 80. Poder volver a comprar MI Barbie Rockers. Esta vez podría conservarla intacta, con su maquillaje ochentero, con toda su ropa y sus accesorios... con su cuello y su pie. Pero, afrontémoslo, es un sueño guajiro. La muñeca sólo debe estar a la venta en Estados Unidos y debe costar una fortuna. Además, me da flojera y cierta desconfianza meterme a MercadoLibre para checar si la tienen y si me la venden... pero les aseguro que si la veo en alguna tienda y puedo pagarla, la compro.
De haber sabido que era tan importante, quizá no hubiera donado a mi Rockers; pero no me arrepiento de haber hecho una buena obra. Le puse sus prendas originales con la esperanza de que alguien la reconociera y la restaurara como lo que era: una Barbie Rockers. Sin embargo, ahora que sé que sólo sacaron una copia para los coleccionistas, creo que a mi pobre muñeca le fue bien si le arreglaron el pie y el cuello y le pusieron un vestido original de Barbie.
Sólo espero que la hayan restaurado y que ahora esté haciendo feliz a una niña. Eso era lo que quería para ella. Me daría mucho coraje que, después de haber vivido toda una historia a mi lado, haya terminado en la basura...
.Ann amiga!!!!, que gustazo encontrar al fin un escrito tuyo por estos rumbos y estoy muy emocionada porque debutas con una entrada excelente, me encantó!!!!
ResponderEliminar....concluyo mi comentario cantando "Barbie and the rockers uhuuuuuuhuuu" jajajajjaja, excelente!!!!.
Amo tu entrada, Ann. Es la neta. Sabes? Estoy convencida de que uno conoce a la gente y es en pocas ocasiones en que te pones a pensar en cómo fue su niñez o qué preferían jugar, cosas así. Es lindo conocer otra parte de ti, amiga. Debo presumirte que yo difícilmente perdía las cosas de pequeña, sabes? aún conservo una medalla que gané en unas "Olimpiadas" en el kinder, a la edad de 4 años!!! Un beso
ResponderEliminarFelicidades, ¡escribes muy bien! vivi tus vivencias y me pareció muy nostalgico, divertido con lo del nombre de Rockers. Yo no soy de los 80's pero engo esa Babrie del 50 aniversario que mencionas y esta en su caja muy bien cuidada jeje. ¡saludos y espero seguir leyendo tus notas sobre Babrie!
ResponderEliminarHola¡¡ de casualidad llegue por aqui buscando sobre las barbies..me gustó leer tu anecdota porque me acordó algo de cuando era yo peque...igual fui a ver el anuncio..es genial..que rápido pasa el tiempo y no nos damos ni cuenta...al revisar vi que yo tuve a barbie, dana, diva y dee dee....yo amaba mis barbies¡¡¡ tuvee muchas...pero estas las recuerdo bien¡¡ jiji gracias por hacerme recordar mi infancia¡¡ ^^
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